Sábado por la mañana. Dentro de un rato bajaré a la piscina a despejarme. Han pasado demasiadas cosas en muy poco tiempo y mi cabeza está hecha un lio... Llevo ya más de mes y medio en Hachette y cada día estoy más convencida de que la tele no me gusta; a mí lo que me va es irme de rueda en rueda y moverme por el mundo, andar de un lado para otro sin parar y no estar metida en la redacción toda la mañana. Esta semana de televisión hubiera sido insufrible sin la ayuda del "grupo de los becarios" al que pertenezco, sin Fran, sin Ana y sin Rober estos siete días hubieran sido los más aburridos del año :)En todos estos días que he pasado sin escribir he sacado tiempo para todo y casi no he parado por casa; para una mega juerga con los becarios, para tirarme en paracaídas con los cauritas (una pasada;) aunque tuve a todo el mundo preocupado por mi), para quedar con Víctor, Rober y Marta, a los que no veía hace meses, para ver a "los chicos", para ir de compras, encontrame por casualidad con una amiga del cole, para irme de escapadas los findes a pueblos perdidos...
Pero, en esta última semana mi vida ha dado un giro de 180 grados, nunca hubiera podido imaginar que palabras tan duras hubieran salido de mi boca ni que alguien me haría tanto daño; lo que me ha costado horas de terapia con becarios y cauritas (sois geniales). Es sorprendente ver cómo confias en una persona y el día menos pensado toda esa imagen la tira por la borda, meses de confidencias para que en un día hagas pedazos a una persona. Sé que leera esto, pero es lo que siento. Ahora es tiempo de reflexión, tiempo para refugiarse en la gente que me quiere, tiempo de volver a mis orígenes y pisar la radio otra vez, aunque sea en escasos momentos...
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